Los orígenes del sistema: Una visión histórica
La primera vez que escuché sobre el sistema tibetano para reconocer a los lamas reencarnados, es decir, el “Sistema de Tulkus”, fue cuando vi las películas de “El pequeño Buda”, dirigida por Bernardo Bertolucci, y la de “Kundun”, dirigida por Martin Scorsese. Me sentí especialmente atraído por este sistema, no solo por su magia o hasta cierto grado, el misterio alrededor del mismo. Pero lo que más me impactó fue el hecho de que alguien eligiera intencionalmente regresar una y otra vez, vida tras vida, para ayudar a los demás.
El Sistema de Tulkus, que identifica a maestros reencarnados, se remonta a los primeros siglos del budismo en el Tíbet. La palabra tulku se refiere al “Nirmanakaya” o “cuerpo de emanación”, un término de las enseñanzas budistas que describe cómo un ser profundamente realizado, como un Buda o un gran maestro, puede aparecer en el mundo en forma física para beneficiar a los demás. En lugar de nacer a través de causas y condiciones ordinarias (karma) como la mayoría de los seres, estos maestros eligen renacer por compasión, con la intención específica de guiar y beneficiar a los seres sintientes. De esta manera, el tulku no se ve solo como un niño regular, sino como una continuación de la actividad iluminada de un ser, tomando una nueva forma. Existen varios ejemplos que mencionan el hecho de reconocer y recordar vidas pasadas dentro de textos como los cuatro Agamas del Vinaya Pitaka, así como en los relatos de Jataka, además de otras fuentes. De manera similar, las biografías de maestros indios que vivieron después del Buda a menudo incluyen relatos de sus nacimientos anteriores.
“El sistema de tulkus se fundamenta en el profundo principio de beneficiar a los seres. En esencia, refleja el voto del bodhisattva de regresar de manera constante, permaneciendo en el ciclo de renacimientos para ayudar a otros a lograr la liberación y la iluminación.”
Si bien abundan historias semejantes, el sistema formal de identificar y enumerar reencarnaciones sucesivas no se desarrolló en la India, sino que se desarrolló y estandarizó dentro del Tíbet. Históricamente, el primer tulku fue la reencarnación del primer Karmapa, Dusum Khyenpa, un practicante devoto de las enseñanzas del Buda y fundador de la Escuela Karma Kamtsang del budismo tibetano, también conocida como la tradición Karma Kagyu. Su reconocimiento marcó el inicio de la institucionalización formal del sistema en diversas tradiciones budistas tibetanas, lo que dio lugar a importantes linajes e instituciones, incluidos los Dalai Lamas; los Panchen Lamas; los tulkus Chetsang y Chungtsang, los dos líderes de la tradición Drikung Kagyu; los tulkus del linaje Khyentse; y muchas otras tradiciones de tulkus tibetanos, incluidos en las escuelas Jonang y en la tradición Bön.
Con el tiempo, el sistema evolucionó hasta convertirse en una costumbre profundamente arraigada dentro del budismo tibetano, moldeando la transmisión de enseñanzas y liderazgo dentro de las instituciones monásticas. Los tulkus a menudo son identificados cuando son niños y posteriormente se someten a un riguroso entrenamiento para llevar a cabo las responsabilidades de sus encarnaciones anteriores. Si bien el sistema ha sido admirado por preservar la sabiduría a través de generaciones, también ha enfrentado críticas y adaptación, especialmente en la era moderna.
Desde una perspectiva externa, especialmente entre influencers modernos o aquellos que no están familiarizados con el budismo, es comprensible que el sistema tulku pueda parecer extraño o incluso controvertido. A menudo, se compara con conceptos históricos como el derecho divino de los reyes o la sucesión hereditaria. Por ejemplo, en la Iglesia Católica, un cardenal altamente educado, típicamente alrededor de los 70 años y que ha servido durante décadas y estudiado extensamente, es elegido como Papa. En contraste, ver a un niño pequeño reconocido como un maestro reencarnado puede parecer sorprendente o confuso para aquellos acostumbrados a diferentes modelos de liderazgo. Estas comparaciones y preguntas son completamente naturales. Sin embargo, aunque el Sistema de Tulkus pueda parecer inusual desde una perspectiva occidental o moderna, se basa en una lógica interna clara y sirve a un rol significativo y práctico dentro de la tradición budista tibetana, enfocado en preservar enseñanzas auténticas y asegurar su continuidad.
El propósito y el papel del Sistema de Tulkus en el Budismo Tibetano
A nivel práctico, el Sistema de Tulkus ayuda a asegurar la continuidad de los linajes, los tulkus mantienen las enseñanzas, posesiones materiales, prácticas y características únicas de tradiciones particulares, asegurando que su linaje específico continúe con integridad a lo largo de las generaciones. Como explica Do Tulku Rinpoche, de la escuela Sakya del budismo tibetano:
Hay un gran valor en la continuidad que podemos observar con maestros como Dzongsar Khyentse Rinpoche o Jigme Khyentse Rinpoche, donde las prácticas y enseñanzas de sus encarnaciones anteriores, como Khyentse Wangpo y Chokyi Lodro, son preservadas y extendidas por sus tulkus actuales.
A un nivel más trascendente, el Sistema de Tulkus ofrece la oportunidad, aunque para algunos puede sentirse como una carga, de asumir el papel de guías espirituales, proporcionando enseñanzas, iniciaciones y guía individual, así como servir como fuente de inspiración, estabilidad y sabiduría para su comunidad. A través de sus vidas y acciones, los tulkus demuestran la posibilidad de integrar las enseñanzas a la vida diaria e inspiran a otros a desarrollar esas mismas cualidades. Mientras que algunos tulkus son figuras conocidas, como el Dalai Lama o el Karmapa, otros llevan vidas tranquilas de servicio y devoción con un perfil bajo. Algunos incluso eligen vivir fuera del sistema tradicional por completo.
El reconocimiento de un tulku implica un examen cuidadoso por parte de maestros renombrados, que puede comprender pruebas, signos y visiones. Los signos pueden incluir eventos inusuales en torno al nacimiento del niño, comportamientos extraordinarios a una edad temprana o cualidades especiales que parecen indicar una realización de su vida anterior. Las visiones pueden ocurrir a maestros realizados o discípulos cercanos, ofreciendo ideas directas sobre la identidad del tulku.
El Sistema de Tulkus se basa en el principio más profundo de beneficiar a los seres. En su núcleo, refleja el voto del bodhisattva de continuo retorno, permaneciendo en el ciclo de renacimiento para ayudar a otros a lograr la liberación y la iluminación. Esta dedicación altruista para el bienestar de los demás, es central para el sistema y ilustra la profunda perspectiva budista de que las acciones iluminadas se extienden más allá de una vida, y la compasión puede manifestarse en muchas formas, encontrando a los individuos donde están y ayudando a los seres a cesar las causas del sufrimiento.
Entrenamiento, linaje, y relevancia en la actualidad
Aunque no he experimentado personalmente la vida de un tulku, imagino que uno de los desafíos más significativos que ellos enfrentan es manejar las inmensas expectativas que se imponen sobre ellos. Estas expectativas pueden ser impuestas por la comunidad o autoimpuestas por los propios tulkus. Debe ser desafiante navegar por tan altos niveles de atención, especialmente a una edad temprana, mientras se les encomienda mantener las enseñanzas de su linaje y protectores del linaje.
Podemos ver la enorme importancia del estudio y la comprensión profunda en este proceso. Para continuar con las enseñanzas y prácticas del linaje, es fundamental que un tulku se comprometa con un estudio extenso, reflexión y práctica. Sin una comprensión genuina de las enseñanzas, ¿cómo pueden transmitirlas efectivamente a otros? El riguroso entrenamiento y estudio que los tulkus experimentan asegura que no solo repitan palabras, sino que puedan comunicar el significado de las enseñanzas con claridad y autenticidad. Como explica Wyatt Arnold, un tulku de Estados Unidos:
Muchos de los tulkus han hecho una gran tarea para preservar y transmitir las enseñanzas budistas, han pasado por muchos años de estudio filosófico, han recibido muchas enseñanzas y empoderamientos de sus maestros y han dedicado tiempo a la práctica. Sin esas bendiciones, el “Sistema” de Tulkus probablemente ya habría desaparecido o perdido completamente su credibilidad.
Sin embargo, hay casos en los que algunos creen que, habiendo recibido estas enseñanzas en vidas pasadas, no necesitan estudiarlas o aprenderlas de nuevo en esta vida. No obstante, a menudo he escuchado a mi maestro, Dzongsar Khyentse Rinpoche, decir que tal actitud es completamente errónea y potencialmente dañina para las enseñanzas del Buda. Las enseñanzas no simplemente se transmiten de una vida a la siguiente como si fueran una herencia pasiva. En cada vida, hay una necesidad de estudio, reflexión personal y realización experiencial. Sin esto, las enseñanzas pueden ser mal interpretadas y la responsabilidad de transmitir la sabiduría presentada por el Buda puede verse comprometida.
La crianza de un Tulku
Dondequiera que estén involucrados el poder, la fama y el dinero, la ambición humana siempre estará presente. Por lo tanto, aquellos alrededor de los tulkus a veces pueden tomar decisiones poco sabias o comportarse de maneras que contradicen los principios budistas básicos. Esto crea un desafío, especialmente para los monjes o monjas tibetanos que, como practicantes célibes, a menudo no están familiarizados con las necesidades emocionales y la crianza de niños pequeños. Aunque los tulkus jóvenes reciben una fuerte formación espiritual, su desarrollo emocional a veces puede ser descuidado, simplemente porque sus cuidadores podrían carecer de la experiencia o los recursos para criar a un niño. En la época contemporánea, cuando han sido reconocidos tulkus en el Occidente y nacen de padres occidentales, sus familias a menudo dejan que el niño decida si seguir el camino de un tulku o no. Sin embargo, esta perspectiva muchas veces pasa por alto la formación adecuada y los lineamientos que pueden necesitar si deciden abrazar el papel de tulku más adelante en su vida.
Tulku Ngawang Tenzin Rinpoche dice que personalmente, él cree que es muy importante que aquellos que crían a un tulku entiendan la pedagogía, la psicología infantil y cómo diversas influencias y entornos moldean a una mente joven. En el budismo tibetano tradicional, a menudo hay ideas fijas sobre cómo criar, enseñar y controlar a un tulku. Esto necesita cambiar. Debemos criar y educar a los tulkus con habilidad y cuidado, prestando atención a cómo ellos sienten y experimentan las cosas física, emocional y mentalmente.
El futuro del Sistema de Tulkus
Hoy en día, este sistema enfrenta diferentes desafíos. Los propios tulkus deben decidir si continuar con el papel que se les ha asignado, y si lo hacen, deben aceptar las responsabilidades que conlleva. Esto es especialmente cierto en el mundo moderno, donde algunos tulkus son criados o entrenados en Occidente. En tales contextos, equilibrar las expectativas de la comunidad con las demandas de estudio y práctica genuina se vuelve aún más complejo. Los tulkus de hoy en día no solo deben comprometerse profundamente con las tradiciones religiosas y culturales de su linaje, sino también navegar por un mundo globalizado que a menudo valora cosas muy diferentes, como el individualismo, el éxito material, el escepticismo hacia las enseñanzas tradicionales, y especialmente una cultura adoradora de la juventud y la belleza física. Por lo tanto, las enseñanzas, el consejo y la sabiduría de sus maestros y mentores se vuelven clave para ellos, así como su decisión de vivir como monjes o como seguidores laicos del Buda.
La comunidad budista en sí misma, la sangha, también tiene un papel que desempeñar aquí. Algunas personas tienden a ir a extremos al relacionarse con los tulkus: mostrar una total devoción, que puede parecer fe ciega, o rechazar completamente el sistema debido a la decepción con los tulkus que no han cumplido con las expectativas. Lo mejor es evitar ambas posturas. La decepción a menudo surge de expectativas poco realistas, y el budismo enfatiza la importancia de desarrollar el discernimiento. Así como también explica que la devoción se desarrolla en etapas: comienza con la admiración, luego evoluciona a la aspiración, y finalmente se convierte en confianza o convicción. Como dijo Trulshik Rinpoche una vez: “Al principio, no alaben demasiado a los tulkus, vayan paso a paso. Si un tulku se esfuerza por seguir las acciones y el estilo de vida de su predecesor, entonces podemos decir que esta es verdaderamente la encarnación de tal maestro”. En otras palabras, hay que darles la formación adecuada, pero esperar a ver cómo se manifiestan en el futuro. También he escuchado al decimocuarto Dalai Lama y a Chetsang Rinpoche, la cabeza de la tradición Drikung Kagyu, dar consejos similares sobre el tema.
Raktrul Rinpoche señala que es gracias al sistema tulku que la tradición ha perdurado durante tanto tiempo. En términos generales, cuando se trata de los líderes de las diferentes escuelas del budismo tibetano, la escuela Nyingma, históricamente conocida por su estructura descentralizada, y la escuela Kagyu, ambas tienden a confiar más en los tulkus para nombrar a sus líderes y preservar sus linajes y enseñanzas. Sin embargo, sus líderes son tradicionalmente respetados por ser practicantes y eruditos de las enseñanzas. La tradición Sakya, por el contrario, sigue un modelo basado en el linaje en el que el liderazgo se transmite dentro de la familia noble Khon. Estos sucesores también deben someterse a una educación y estudio rigurosos y recibir una formación adecuada para asumir tal posición. La escuela Gelug nombra al Ganden Tripa, el sucesor de Je Tsongkhapa, basándose en la erudición, el esfuerzo y el compromiso con la práctica, independientemente del origen familiar o del estatus de tulku. Rinpoche señala que cada enfoque tiene sus propias fortalezas y desafíos.
De acuerdo a Simón Bianco, psicólogo clínico y practicante del budismo tibetano: “Los dos principales desafíos que enfrenta el Sistema de Tulkus tibetano hoy en día son, en primer lugar, la necesidad de adaptar la educación de los tulkus al mundo moderno mientras se mantiene la formación en su propio linaje, y en segundo lugar, la forma en que los lamas reencarnados son reconocidos. En lugar de otorgar el estatus de tulku a una edad temprana, el reconocimiento debería venir solo una vez que se demuestran las cualidades y un interés genuino, dando importancia al mérito y la formación en la vida presente en lugar del reconocimiento hereditario. Este enfoque podría preservar las fortalezas del sistema”.
En cualquier caso, la relevancia del sistema hoy en día radica en su capacidad para conectar la profunda sabiduría del pasado con las necesidades del presente. Si bien la forma del sistema y las expectativas de la gente pueden continuar evolucionando, el papel esencial de los Tulkus: ofrecer orientación, personificar la compasión y la sabiduría, y preservar el dharma, sigue siendo vital para el continuo florecimiento de las enseñanzas del Buda en el mundo.
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